El sector de las energías renovables alcanzó 12,7 millones de empleos el año pasado. Esto supuso un incremento de 700.000 nuevos puestos de trabajo en un solo año, a pesar de las consecuencias de la Covid-19 y la crisis energéticas, según un nuevo informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA).
En el informe Energías renovables y empleo: revisión anual de 2022, se constata que las renovables crean 700.000 puestos de trabajo en un solo año. Entre los factores que influyen en esa generación de empleo en el sector, se identifica el tamaño del mercado nacional como el principal. Además, se alude también a la mano de obra y otros costos.
Las energías renovables, generadoras de empleo
Dentro de las fuentes de generación renovable, la energía solar es la más rápida en cuanto a su crecimiento. Concretamente, generó 4,3 millones de empleos en 2021, lo que supone más de una tercera parte de la mano de obra actual en el sector a nivel global.
Como muestra el informe de IRENA, también ha crecido el interés de los países en la localización de las cadenas de suministro y la creación de empleo en el ámbito nacional. Los principales factores que han propiciado este crecimiento son la preocupación por el cambio climático, la recuperación de la pandemia Covid-19 y las alteraciones de las cadenas de suministro.
Según Francesco La Camera, Director General de IRENA, pese a los retos presentes, el sector de las renovables ha demostrado ser un motor fiable para la creación de puestos de trabajo.
“Mi consejo a los Gobiernos de todo el mundo es que adopten políticas industriales encaminadas a fomentar la expansión de empleos dignos en el sector de las renovables en el ámbito nacional. El estímulo a la cadena de valor nacional no solo creará oportunidades de negocio y nuevos empleos para las personas y las comunidades locales, sino que refuerza la confiabilidad de la cadena de suministro y contribuye a una mayor seguridad energética en general».
Así, como expone el informe, la expansión de las energías renovables ha de apoyarse con políticas integrales, que incluyan capacitación de los trabajadores a fin de garantizar un empleo digno, de alta calidad, bien remunerado y diverso, con el fin de lograr una transición justa.